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UNA NOVELA QUE VISLUMBRÓ LOS DIÁLOGOS DE PAZ

La novela “El Ministro”, publicada por Ediciones Pluma de Mompox S.A, en el 2012, del autor colombiano Carlos Cely Maestre, ha generado excelentes críticas por el manejo de una temática cotidiana, dolorosa y controversial: El conflicto armado en Colombia.

 

Carlos Cely Maestre se ingenia una historia con todos los ingredientes que desata la violencia, pero, además, pone su cuota de esperanza y cambio, lo cual la diferencia de otras que van por esa misma línea, pues hay una propuesta espiritual, de constante introspección en el protagonista que, a pesar de lo que vive, siempre se permite amar.

 

 

La siguiente conversación se realizó con el autor, a propósito de la lectura de su obra y los diálogos de paz en La Habana.

 

 

Carlos, escribir y publicar una novela como “El Ministro”, es un riesgo casi similar al que corrió su protagonista Antonio Rodríguez, al denunciar ciertos delitos. ¿Qué piensa usted?

 

Es posible. Quizás por eso la mayoría de escritores prefieren explorar temas más inofensivos. Evitan riesgos y, además, logran que los grandes medios de comunicación difundan sus obras sin reserva, por no representar ningún tipo de amenaza para el statu quo.

Una forma de “matar” a un escritor es condenarlo al aislamiento y ese tipo de muerte es muy común en nuestros días. De alguna forma, yo la he vivido con “El Ministro”. He recibido una excelente crítica por parte de todo tipo de lectores, de dentro y fuera del país, pero los grandes medios mantienen un silencio total frente a su existencia, justo cuando permitirle entender a los colombianos el origen y las razones del conflicto armado, ayudaría mucho a sopesar la importancia de los diálogos que se realizan en La Habana.

Ya que nombra usted los diálogos de paz en La Habana, tengo una pregunta doble, pero antes contextualicemos: Usted escribió la novela en 2009 y la trabajó hasta 2011, y la publicación se dio en 2012. Según la historia, podríamos decir que Antonio y/o Carlos soñaron con la reactivación de los diálogos de paz, desde otro escenario y además, con otras necesidades. En este orden de ideas, ¿qué espera usted de esos acuerdos y negociaciones? y ¿qué tanto se parecen estos diálogos reales a los imaginarios de la obra?

Realmente, fue Antonio, el protagonista de la novela, quien soñó con esos diálogos; los vio cómo el único camino para detener tanto crimen y tanta violencia física, social y económica que él, apenas, estaba empezando a vivir y a conocer.

 

Frente al parecido de los diálogos, sé que tienen muchos puntos de encuentro, pero espero que los reales tengan un final diferente; que, al menos, sirvan para silenciar los fusiles y terminar con esa terrible polarización política que no permite cambios democráticos; que conduce al asesinato de cualquier candidato que proponga caminos diferentes.

Cualquier lector podría hallar la historia de su obra como 100% real. ¿Usted realizó alguna investigación especial? ¿Es una novela testimonial?

Siempre investigo acerca del tema que voy a escribir, sea ensayo o novela. Además, en este caso, me apoyé en el terrible drama y deterioro social que se ha vuelto parte de nuestra cotidianidad. “El Ministro” es una obra de ficción, inspirada en nuestra realidad social y política, por eso el lector reconoce sin problema los personajes que la habitan. Es una novela que, como dijo el poeta JJ Junieles, le permite al poder y a la sociedad mirarse al espejo de cuerpo entero. Yo, personalmente, hice catarsis escribiéndola.

¿Es usted tan soñador como el protagonista de su novela? Recuerde que llevamos muchos años en una guerra absurda y que los intereses particulares han nublado los de la comunidad. Ningún líder ha logrado, pese a muchos intentos y muertes, la “paz”, el diálogo transparente y la inversión en la educación.

 

Soy soñador e infantil; si no fuera así, no escribiría.  Para crear personajes e historias hay que lanzarse  a jugar; hay que permitirle vivir al niño que llevamos dentro. También, soy optimista frente a los cambios; sé que estamos viviendo un periodo de grandes transformaciones. Si esa comunidad que mencionas tuviera acceso a información y vivencias, como las que brinda “El Ministro”, buscaría soñar con nosotros; soñar con una sociedad más justa.

En definitiva, la violencia es uno de los temas que más influye en los textos de nuestros autores colombianos. ¿Qué objetivo persigue “El Ministro”?

“El Ministro” busca llevar a los lectores a vivir el conflicto armado colombiano; a entender sus causas y a acompañar a los protagonistas en su búsqueda de la paz para Colombia. Pretende darle a nuestra guerra interna una historia y  un contexto que la mayoría desconoce; un contexto necesario para diagnosticar nuestra “enfermedad” y encontrar el tratamiento adecuado.

¿Ha recibido críticas negativas o comentarios pesados por la publicación de su obra?

Hasta ahora, no. La obra ha gustado muchísimo, no sólo por el tema y su tratamiento, sino porque tiene una trama seductora que atrapa al lector.

¿Por qué ese final y no otro?

Ese fue el final que se buscaron los personajes. Yo les di un carácter, los metí en un contexto y, luego, los dejé vivir. Al comienzo de la novela, alcancé a visualizar un final diferente, pero cuando los personajes tomaron vida propia, marcaron su propio destino; yo no podía traicionarlos.

“El Ministro” podría ser una película colombiana que narra nuestra realidad. ¿Qué opina del cine colombiano? ¿Pondría a disposición el argumento de su obra para fines cinematográficos?

Por supuesto que lo haría; con mayor razón en este momento en que el cine colombiano está tocando temas de profundo contenido social, ancestral y cultural. Sería muy satisfactorio que mi novela se convirtiera en un largometraje. Así, su trama, su mensaje y sus vivencias llegarían a mucha gente. También me gusta la posibilidad de un seriado de televisión, pero no veo fácil que Caracol o RCN se le midan a una historia que pisa callos de gente con poder y dinero. De pronto, Canal Capital...

Algunas series de televisión de nuestro país, han abarcado temas e historias como las de “El Ministro”. La mayoría antes de llegar a su capítulo final fueron sacadas de programación, ¿cree que podría suceder lo mismo con su obra en las librerías?

Espero que no, aunque es claro que algunas de las series que mencionas salieron del aire porque empezaron a tocar los intereses de gente con mucho poder, lo cual es, justamente, una de las características de “El Ministro”. Sin embargo, prefiero pensar de manera positiva; creerle a quienes dicen que mi novela, tarde o temprano, se va a abrir camino sola. Los diálogos de paz en La Habana le brindan a la difusión de “El Ministro” un entorno excelente. Se requiere es que las personas involucradas en la divulgación y distribución de libros conozcan la novela y entiendan la conveniencia de promocionarla. Las librerías y las bibliotecas juegan un papel fundamental en la formación y concientización de la sociedad, por eso no pueden limitarse a ofrecer y vender obras rentables, pero superficiales o lesivas, inspiradas en el erotismo, el sexo, las drogas y un tipo de violencia que lo único que deja es mal ejemplo.

¿Cuánto tiempo dedicó a la escritura de esta novela y, además, cuál fue la escena o el capítulo más difícil y por qué?

Invertí alrededor de dos años escribiendo “El Ministro”. La mayoría de ese tiempo, buscando la inspiración mientras viajaba en Transmilenio, sentado en una cafetería, caminando, observando el cielo... Cuando se me ocurrían ideas interesantes, las grababa en el celular y, después, llegaba a aterrizarlas en el computador. Siempre, después de escribir, me alejaba del texto unos días para  tomar una distancia que me otorgara algo de objetividad al hacer la revisión y decidir qué se iba y qué se quedaba.

 

El capítulo más difícil fue, quizás, el de la propuesta de paz que Antonio lee desde la cárcel. Necesitaba hacerlo de forma que no se convirtiera en un ladrillo que estropeara la agilidad y magia de la trama. Necesitaba evitar que el lector se desconectara de la historia.

Por último, cuéntenos dónde adquirir “El Ministro”.

En las principales librerías del país, en Amazon o haciendo el pedido al correo electrónico: carcelym@yahoo.com.

21 de julio de 2015

Entrevista Publicada por El Magazín de El Espectador en 2015.

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