Domingos
El domingo pasa lento y despiadado
cantando tristezas
llevando y trayendo silencios.
Frío y sin lluvia
gris distante,
solitario para quienes siempre hemos
sabido abrazar ausencias.
Se impone sutilmente
con los gritos de los niños que juegan en la calle,
con las horas de rostros repetidos.
Empieza a morir la tarde
y las nubes cubren la desnudez del cielo.
Así son los ocasos de este cuerpo
que se extiende y se olvida de sí mismo.
Este domingo duele y ya vienen los otros domingos,
se anuncian
en mi tierra baldía.