El amor
Nadie puede lanzarles
ni la primera ni la última piedra;
solo ellos,
los ausentes compañeros
saben que hablo
en el idioma de los pájaros.
Siguen juntos
pero ninguno ha regresado
desde que se fue,
perdidos se siguen encontrando
en los libros que comparten,
en la cama que ya no les pertenece.
Se anochecen,
se suceden,
se escriben sin correspondencia.
Lo único que los junta
es el tiempo en que fueron otros
y el plazo aplazable
de las esperanzas muertas.
Ambos fueron delirio
aves en contracorriente
voces de su propio sueño,
fueron
condenas dulces
y,
piel sobre papel.
Nadie puede
lanzarles la primera piedra
ni la última,
porque la edificación de su amor
siempre estuvo en el aire.
Fotografía tomada por la autora en Quindío, Colombia.